Leit motif |
Los milagros que ocurren constantemente, siempre alrededor de Soledad. Esta es una bitácora para llevar el recuento de tales eventos. |
Solitudine |
Ma fa il possibile per non mettere in rima, rompe il verso, lo profana come un atto di resistenza. |
Más del autor |
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Maga |
hace poemas / piensa / la coartada abstracta / hace volar la moneda / y emprende su destino de ave / un truco más / Maga / la repetición interminable |
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domingo, mayo 09, 2010 |
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Escena número 1. Messenger (fragmentos de).
Vicky Sancta says: Oye! Soledad si existe virtual diablo says: sí, claro, existe Vicky Sancta says: Yo pensé... virtual diablo says: qué cosa Vicky Sancta says: no nada, olvídalo virtual diablo says: de acuerdo Vicky Sancta says: bueno que los poemas me los escribías a mi... o sea... que te inspirabas en mi... así me dijiste una vez virtual diablo says: ahora que sabes que Soledad existe eso cambia las cosas Vicky Sancta says: Me mentiste! virtual diablo says: digamos que use un recurso literario Vicky Sancta says: Y se puede saber cuáles si fueron hechos pensando en mi? virtual diablo says: importa? Vicky Sancta says: Me gustaría saberlo! virtual diablo says: quizá dos... tres... ya no tiene importancia
Escena número 2. Del amor eterno.
Siempre había asociado la felicidad con fríos extremos, por eso cuando su voz paso a través de mi y un escalofrío hizo temblar mi cuerpo, lo primero que tuve en mente al encontrarla buscando -y encontrándome- fue en que el amor a primera vista era real. Como un faro iba iluminando el horizonte de la calle mientras frenéticamente buscaba ¿importa lo que buscaba? creo que ya no. La luz de una mirada, el calor de una voz, el fuego del tacto o el veneno del aroma que es inconfundible. A la distancia todas esas baratijas tienen una explicación bastante sencilla. Lo entendí cuando vagaba por el barrio de San Telmo y en los bazares de antigüedades reconocí fragmentos de vidas que habían quedado truncadas... por la muerte o por el olvido, lo mismo a final de cuentas. Entonces, de la misma manera que los primitivos ancestros o que los primeros apóstoles, deje toda idea de divinidad y fui a seguirla exactamente como a un dios, o diosa. El estado de gloria inconfundible y la adoración en cada sonido que venía de su interior.
Escena número 3. Messenger (fragmentos de) -continuación-.
Vicky Sancta says: Yo creo que lo dices para hacerme daño virtual diablo says: el daño está hecho desde hace mucho tiempo, a estas alturas es ocioso seguir con lo mismo Vicky Sancta says: Y el amor ese que decías que es eterno y único virtual diablo says: estaba equivocado evidentemente Vicky Sancta says: Admites que te equivocaste! virtual diablo says: sí, me equivoco con frecuencia Vicky Sancta says: Yo no
Escena número 4. El tiempo y el espacio.
Dice Soledad que Vicky jamás tuvo oportunidad, ni la menor idea. Dice que me tomo por el hombro... después pero antes. Dice que no puedo entender la trayectoria del tiempo espacio y que el odio puede darse lujos de encontrar atajos para lograr venganzas de dulce sabor. Mientras tanto en alguna parte del basto espacio hay una estrella que años atrás consumió imprudentemente todo su combustible y está en el ocaso de su existencia. Ni la arrogancia de la otrora luz pudo garantizar la perpetuidad. Entonces el brillo salvaje y hermoso se va convirtiendo en chorros de estúpida impotencia en el final de su vida. Por supuesto que ocurrió mucho tiempo y espacio antes, pero sólo ahora los ojos pueden percibir. El tiempo va y viene a su antojo. Dice Soledad que Vicky no se merece nada. Dice que goza viendo a Vicky proyectarse hacía un callejón sin salida. Pero si el cielo está poblado de estrellas y formas exóticas. "Ya ni siquiera es tema".
Escena número 5. Ciudad Soledad.
Hubo un tiempo que la ciudad se levantaba temprano su vertiginoso ritmo hasta entrada la noche parecía que los cuerpos volaban el tráfico, el sonido de los celulares, el paso de prisa y cuando amanecía el siguiente día
eran ruinas abandonadas al paso del tiempo una visión de su destino como una pesadilla y dolía cada calle, cada edificio, hasta el viento al dar vuelta en las esquinas
y así, un día luminoso y otro terrible
pero siempre mis pasos y Soledad -ángel terrible- metamorfoseándose volando en sigilo
cuando niño solía correr con desesperación podía ver ángeles y tragármelos me hice una bestia terrible por las noches condenado por pecados que no cometí
y aquella religión fue cayendo a pedazos no quedaban ni templos, ni dioses, ni recuerdos, ni esperanza
entonces tuvo más sentido la desesperación por alcanzar el fin del mundo y estuve en tantas tierras distantes buscandolo
Soledad omnipresente en cada ojos que miraba, en cada piel, en los alientos en cada sorbo de café o de scotch en las piedras mojadas que reflejan
sólo una fantasía.
Escena número 6. Nueva Soledad.
Soledad es un año completamente nuevo. Con nuevos continentes, polos y meridiano. Su más potente luz es negra, su elemento es la noche y lo más profundo del miedo. Cambia de mareas como cualquier mar, y es igual impredecible. Soledad se esconde en la simetría de las tragedias. Soledad se estrena en cada minuto que viene con el cambiante clima también. No pierde vigencia y su veneno es cada vez más adíctivo y más potente. Las deliciosas mentiras de Soledad. Nueva.
Escena número 7. Diablo.
Tengo que admitir que nunca quise, y tampoco fui bueno para leer los signos de los tiempos. Nací un día bastante singular. En el barrio decían que ese día aparecían nuevas estrellas en la noche del cielo y que también en la tierra aparecía un alma con la capacidad de interpretar los deseos de Dios. Ese día nací yo. A mi me parecía casualidad, otros opinaban que estaba destinado a redimir muchas vidas. Mis sumas no alcanzaban para explicar a Dios. A manera de hacerles entender, encendí fuego a los templos, en grandes lenguas de fuego renuncié a mi destino y comenzaron a llamarme diablo. Soledad a la distancia sabía de los desatinos de esta comunidad ignorante, reía, se reía de nosotros. Soledad también vistió de llamas, descendió a mi lado. Todo comenzó a develarse. La fragilidad de todas las creencias. Nadie se salvo.
Escena número 8. Soliloquio.
El paraíso en llamas el desierto de la vida cada vez más árido
el transito de las horas inerte
el eco me trae mi voz en distintas palabras soliloquio de la locura
mi casa, en lo alto: la luna, luz falsa: mi cuerpo, apenas una sombra: vagando, el abandono de la razón
las huellas que dejo serán borradas por el viento apacible la calma que derrumba cualquier ideología
sin guía uno camina en círculos piensa para llegar al origen
y tanto tiempo parece sin sentido un desperdicio del ser.
Escena número 9.
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Por Oscar Huerta @ 10:40 p.m. |
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